domingo, 23 de mayo de 2010

ENCUENTRO.

“Eso que ardía del cielo
hasta la tierra ¡aleluya!”
Gabriela Mistral
La nota blanca y celeste
pura mañana del puerto
venías con dos sonrisas
hasta mi dicha llegando.

Tus ojos se me clavaron
entre los hombros y el cielo
Aquello que ardió en mi pecho
no me he vuelto a desclavar.

¿De dónde me llena el sol?
¿De dónde el aceite me impregna?
¿Será de tu cruz purpúrea
o de la llama de amor
que en tus palabras flamea?

Trajiste a mi vida un fuego
un estallido de dones
Escribiste en mi ser para siempre
la razón de los dolores.

EJERCICIO POÉTICO.

Herida, insulto, escozor
Sois merced del Soberano
Que a mis puertas os ha dejado,
El alma se prueba en el dolor.

Cada amanecer soy quemado
En el sahumador de la oración,
Mas los que bellacos gozaron
Gotas de holanda destilados.

En alambiques profanos
No sabrán del dulce néctar;
Menos del fluir celestial,
Retórica de angélicos.

A eternal venta llegaremos
Cual de otro mundo, peregrinos
Espíritu en albo caballo
De fina holanda vestidos.

El alma en humilde rocín,
Asida del amor Infinito
Alisada por la costa
De ásperos caminos

Sahumada la salvación de santidad,
Por fin, en lejanas costas reposará.

LA MEJOR POESÍA.

La mejor poesía es oración
Tejida entre los dedos del tiempo
Es una suerte de contemplación
Del humano al cielo abierto.

La mejor oración es pura poesía
Un canto exhalado en lo más hondo
De la lengua desatada en melodía
Para Aquél que ve su fondo.

Es un jardín delicioso de la lengua
Creciente inspiración que jamás mengua
Territorio feliz para el poeta.

Elevado en sus propios pensamientos
Y más allá de dorados paramentos
Es idioma del común y del profeta.

NUESTRO MAR.

Ella me habló de clavos, de ropas tendidas, albas copas de dueña de casa frente al mar, el mar de la ceguera. Ella tiende sus ropas, hace su trabajo pero siempre está ese mar, ese mar infinito que lava su existencia. Siempre están los sufrimientos, ni el mar ni los clavos cesarán. El mar es incesante, algo que jamás termina, siempre allí esa cruz indescriptible. Yo también tengo mi mar, mi tempestad y mi copa alba y amarga. Sólo hay un madero en medio de mi mar, al cual puedo asirme y confiar.

DESPUÉS.

Las imágenes pasan veloces, como en película de cine mudo, sin arrepentirse ante la vista cansada del que ya ha vivido mucho y poco piensa en el pasado o en el presente. Se abre la puerta ante sí. Vida, muerte, son expresiones gastadas para decir lo que experimenta el ser allí. A ti que observas desde tu silencio inconcluso, hombre que pides piedad pero no hallas más que interrogantes, te digo: Por fin crucé el silencio, el holocausto, en el cementerio de mi existencia; los blancos huesos del olvido son testigos de ti mismo y de la infinita luz. Hay Dios.

ENTREGA.

Humilde compañía, burdo mugido y aliento cálido, fueron regalos para Ti, Niño de Belén. Un corderillo de mis campos verdes, Cordero de Dios, te vengo a ofrecer. Como el bueno de Asís alimentaba las aves del campo, Tú nuestras almas con Poesía. Somos ovejas de tu prado, ciervos que beben de aguas cristalinas. Ella te acunó con dulzura y ofreció tu vida a todos. Tú, en el árbol de la cruz, nos diste el perdón y liberaste tu Divinidad.

DÍA 2.

Todos tenemos un huerto
Este es el mío
Hortelano de los que no ven
los que no caminan
ni oyen ni entienden

Antes no existía este huerto
La tierra era regada
por una niebla infinita
y el alma de Dios paseaba solitaria
por el páramo

Este es el jardín delicioso
que Él me ha entregado
para labrar y cuidar
Las vidas veo como árboles
enhiestos
caminar y reír y conversar
llorar sus bienes y males

Pondré el consuelo
la esperanza
Sanaré las heridas de mis árboles
Sus troncos afirmaré
ramas y brotes
y sus hojas de vez en cuando
barreré en la otoñada

A TI PADRE

elevo mi plegaria
porque ante Ti
buen Dios
todas las miradas
se vuelven luminosas

A Ti buen Señor
que vienes derramando
tus inventos
Que vuelves a mis manos
todo fruto
Dulce Amigo
te doy gracias

¡Cuánto busqué
en la noche!
¡cuánto vagué
por valles y colinas!
¡cuánto busqué en
las piedras
tu fuego inigualable!
y ahora
por fin quieto
puedo disfrutar
de la luz insondable