domingo, 13 de septiembre de 2009

REFLEXIONES EN LA AURORA.

A mis hermanos del Seminario de la Gracia.

La tarde plácida
descansa sobre el verdor
de mis sueños
“¡No dejes de soñar!”
nos dijo el amigo
pulsando las cuerdas
del amor.

La silenciosa tarde
refresca el alma
de oraciones
y el Maestro viene
a visitarnos.

No importa que
sea Invisible
mas su dulzura
sabiduría y verdad
me habla en cada árbol
cada hoja o piedrecilla
esmaltadas por la luz.

Aquí en La Aurora
un nuevo día amaneció
para muchos
cansados y esforzados
peregrinos de la fe.

Impresiona el verde
viridian luminoso
y el oliva en sus matices.
Impresiona la blandura
del césped y el caballo
que tranquilo pasta.

Dicen que la esperanza
es verde
quizás porque todos
anhelamos la infinita
pradera del
Reino eterno.

Ignoramos la ermita
no hacemos mayor caso
del crucifijo
puesto que de madrugada
construimos un altar
en nuestras devociones
y el Resucitado
nos anima.

Yace el tronco cortado
del gigante sobre el patio
como símbolo de aquello
que debimos dejar atrás:
pecados rencores
prejuicios heridas
y tantas sombras
que dañan al humano.

Jóvenes y viejos
pastores de almas
entendidos o ignorantes
novatos o ancianos
de la fe
en este cenáculo
se rinden al Único
Sabio y Anciano
Pastor y Obispo de
nuestras vidas.

Nada somos ante Él
Absoluto y Verdadero
Luz resplandeciente
en esta verdura
Señor de la pradera.

Como los pájaros
que armonizan sus trinos
en las ramas
del gran árbol
del Seminario
intentamos habitar
un mundo decadente
y ofrecerle blandos nidos
a las aves extraviadas
de este bosque oscuro.

El farol del jardín
está roto
“Ustedes son la luz de este mundo”
ha enseñado Jesús
¿Seré un farol inservible
un triste adorno
en la Casa de Dios?

La tarde se va desvaneciendo
el frío aumenta gradual
todo se cubre
de una pátina violácea
y con ella mi reflexión
se hunde
muy al fondo
de mi Biblia.

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